Y aquí andamos liados proponiendo ideas para revitalizar un pueblo de 700 habitantes en mitad de los Alpes, jajaja!
Pero antes de eso... la historia de nuestra llegada al Tirol:
Después de las largas vacaciones de Semana Santa (dos semanitas más... cosas del calendario alemán), cogimos vuelo de Sevilla a Bérgamo (al lado de Milán) el Jueves día 19 de Abril. Salimos tempranito por la mañana, y sobre las 11 estábamos ya en Italia.
Nuestra primera idea era ir de Bérgamo a Milán y pasar allí el fin de semana hasta coger tren el domingo dirección a Innsbruck. Pero todo se torció porque había un evento internacional en Milán esos días, y reservar una habitación por menos de 100 € la noche era imposible. Así que, plan alternativo:
Jueves 19: después de salir del aeropuerto, al cabo de dos o tres horas de dar vueltas, por fin llegamos al "hotel" donde nos quedaríamos esa noche. El hotel en cuestión era un "bed & breakfast" que estaba fuera del propio Bérgamo... en un pueblecito en medio del campo, muy bonito, pero muy inaccesible. Allí fue nuestro primer "secuestro", cuando entramos en un bar del pueblecito en cuestión a preguntar cómo llegar al "bed & breakfast" y, tras tratar de explicárnoslo (seicento metri avanti!! alora a la destra!! sinestra!! y así un poquito más...), al ver la de maletas que llevábamos decidieron ir por "la macchina" y llevarnos amablemente. Y así fue. Dos tipos que parecían salidos de las típicas pelis donde solo se conducen Fiat y Alfa Romeo nos llevaron hasta el hotel. Grazie mille signore!
Al llegar al sitio, nos encontramos con... una casa grande. Sí, eso. Una casa con sus dos plantas, su jardín, su piscina... y dentro recibiéndonos un extraño y amabilísimo matrimonio italoafricano (él italiano, ella africana). Tras quitarnos los zapatos y dejarlos en la puerta, entramos a nuestra habitación y allí nos hospedamos. La casa tenía dos o tres habitaciones abajo en torno a un saloncito donde estaba preparado el desayuno para la mañana siguiente, y arriba vivían ellos.
Después, fuimos a Bérgamo y echamos allí la tarde... hasta que se puso a llover y nos volvimos al "hotel familiar" a cenar unos quesitos ricos con pan y un poquito de vino italiano que habíamos comprado antes.
Bérgamo por cierto, precioso: la ciudad es bien grande, pero en especial su "ciudad alta", donde estuvimos aquella tarde, bien merece un paseo sin prisas.
A la mañana siguiente, día 20, fue nuestro segundo "secuestro". Habíamos quedado con nuestra amiga mejicana en Milán, y para ir allí teníamos que coger un autobús que salía desde el aeropuerto de Bérgamo. Y como el bed & breakfast está alejado de todo... pues resulta que la señora del matrimonio que rejentaba el bed & breakfast se ofreció a llevarnos en coche. Y así, en un ratito, y mientras nos contaba que tenían un proyecto en marcha para construir una escuela en su país de origen (que ya no me acuerdo cuál era) y algunas cosas más, llegamos al aeropuerto, cogimos el autobús y llegamos a Milán.
En Milán pasamos aquel día visitando el centro de la ciudad, y entre otras cosas, subiendo a la cubierta de la catedral (que es impresionante).
Y esa mismo día por la tarde, cogimos el tren y nos fuimos a un pueblecito en el Lago di Garda, muy cerquita de Verona, a una hora y algo en tren desde Milán, para quedarnos allí a dormir. Así que nada, sin parar ni descansar apenas un momento, allí llegamos esa misma noche. A un camping con sitio para caravanas, para tiendas, y con un montón de bungalows también... en uno de los cuales nos quedamos nosotros las siguientes dos noches.
El día siguiente, Sábado 21, cogimos el tren para Verona por la mañana, para ir y volver en el día. Está muy cerquita y se llega en un rato... y mereció mucho la pena. Y ya por la tarde-noche volvimos al camping de nuevo, para ver el clásico que se jugaba por aquel entonces. Barcelona-Real Madrid, en el Camp Nou... lo vimos en el restaurante del camping, zampándonos unas buenas pizzas caseras con unas cervezas fresquitas, y en pantalla grande con comentarios en español! jajaja, y encima ganó el Madrid así que qué más se puede pedir. Lo pasamos muy bien.
Tras esa noche ya era Domingo 22 y había que tomar camino a Innsbruck, destino final del viaje que habíamos empezado 4 días antes. Íbamos en tren desde Verona, así que fuimos para allá de nuevo y cogimos nuestro tren. Peeeeeeeeeero, no todo iba a ser tan fácil: cuando íbamos por Trento, Bolzano y por ahí, el tren se para y nos dicen que hay huelga de transportes en Italia, y que los trenes ese día no llegaban más allá de ese punto, así que tenemos que continuar el trayecto en autobús. Y nada, nos subimos en el autobús, y finalmente una hora y pico después, llegamos a Innsbruck!
Ya en Innsbruck, el Lunes, empezamos este workshop que ya es el cuarto del máster!
La ciudad está en un emplazamiento alucinante. Está entera rodeada por montañas muy altas, los Alpes ni más ni menos. Tiene un centro histórico pequeñito pero muy entrañable, y en general, un tamaño de ciudad muy agradable.Vivimos en una residencia en el campus universitario, que está bastante lejos del centro pero no por eso está aislado o vacío, por aquí hay de todo: supermercado, algún bar, viviendas, instalaciones deportivas (muy muy buenas por cierto); en autobús se llega en un momento al centro, y además tenemos la comodidad de tener la escuela a 200 metros. Así que bastante bien.
En cuanto al Workshop, se nos ha propuesto trabajar en un entorno rural del Tirol profundo, jeje. El proyecto que hemos hecho trata de proponer un modo de revitalizar o reanimar la vida de un pueblo llamado Obertilliach de 700 habitantes, en mitad de los Alpes cerca de la frontera con Italia, cuya población disminuye cada año y donde las principales actividades económicas son la agricultura, la ganadería, y el turismo.
En el próximo post enseñaré el resultado final de nuestra propuesta y comentaré un poco los viajecitos que nos hemos marcado durante este mes y pico que se termina ya mismo.