domingo, 6 de mayo de 2012

Terminó Lisboa... de momento.


Pues sí, hace ya más de un mes (el 30 de Marzo) tuvimos la presentación final de nuestro primer workshop en Lisboa: volveremos por otras 6 semanas en Noviembre, así que hemos dejado a Lisboa esperando nuestro regreso, o nosotros nos hemos ido esperando volver pronto, según se quiera ver.

No he tenido tiempo de escribir antes, aunque parezca mentira, pero por fin he encontrado un hueco y me he puesto a ello.
El caso es que todo fue genial en Portugal. El viaje a Oporto acerca del cual dejé pendiente escribir aquí, fue también algo muy especial.

Resulta que Oporto, además de tener buenos vinos, es una ciudad preciosa. Su topografía es aun más accidentada que la de Lisboa, y su relación con el río Duero (de menos anchura que el Tajo en Lisboa) es igual de intensa en las dos orillas, dando lugar a un paisaje urbano espectacular visto desde lo alto del puente de Eiffel.



Nos alojamos en el mismo centro, en un hostal un poco chungo pero perfecto para explorar los entresijos de la ciudad, por supuesto también de noche. De este modo descubrimos la almendra amarga...  un licorcito que bien merece la pena probar en cualquier bar (de copas) portugués que se precie.

Pero antes de llegar, de camino a Oporto paramos en Alcobaça a visitar su Monasterio Cisterciense donde sin duda, lo más especial (aparte de la imponente Iglesia y los varios claustros, preciosos todos) es su cocina. Sí, su cocina. Tan grande y alta como pueda uno imaginar una cocina, por la que pasa una corriente de agua que fluye constantemente (usada para abastecimiento y/o limpieza supongo), desviada del rio que cruza la ciudad. Además tiene una chimenea para evacuar el humo de los asados, tan enorme como para que por ella entrasen cinco Papá Noeles a la vez. Impresionante:



Ya en Oporto, además de callejear conociendo el centro, lleno de edificios decadentes y hechos polvo (probable razón de su especial encanto), nos acercamos a visitar varios puntos clave de la arquitectura contemporanea portuguesa:

Piscinas en Leça de Palmeira, Siza:























Escuela de Arquitectura. Siza:























Fundación Serralves. Siza:
Casa da música. Koolhaas:





































Viviendas sociales. Siza:



Y tras volver de esta escapadita al norte, ya no hubo más pa acá ni más pa allá... todo fue darle al lápiz, al ratón y también al cutter y al pegamento.

Hasta entonces habíamos estado trabajando para conocer el lugar donde teníamos que plantear nuestro proyecto, entender su especificidad, sus puntos fuertes y sus puntos débiles... y pensando en cómo podría encajar la idea de un mercado y un nuevo espacio público en esa zona. Pero a partir de este momento, todo se aceleró y llegó el momento de proponer soluciones, de plantear realidades y comenzar a solucionar el proyecto.

Tras muchas correcciones y pocas horas de sueño durante las siguiente tres semanas, esta fue nuestra propuesta (Ara y yo formamos grupo de trabajo):



El enunciado del proyecto nos pedía trabajar en una propuesta para un nuevo mercado y espacio público en un lugar muy especial del centro de Lisboa: se trata de un vacío interior de manzana con un desnivel enorme, de unos 60 metros entre su punto más alto y su punto más bajo, con un perímetro impenetrable, sin huecos que puedan conectar el espacio interior con el tejido urbano que se desarrolla fuera de él.
El único modo actual de acceder a dicho espacio es a través del Ateneo de Lisboa, histórico club social de gran importancia en la ciudad décadas atrás... pero actualmente venido a menos. Fue esta institución la que, en los años 70 y 80, de modo desordenado y sin ton ni son, fue ocupando parte de este espacio interior con edificaciones casi provisionales y ciertamente deficientes en cuanto a su materialización como una piscina (abierta primero, y cubierta después), una guardería, un gimnasio cubierto... cuyo uso hoy en día es casi nulo.

Nuestra propuesta toma como punto de partida la lectura del contexto de este espacio, para averiguar cuál es su papel dentro del tejido urbano de Lisboa.
Observamos que dentro de nuestro ámbito existen varias aglomeraciones de vegetación, espacio arbolado que forma parte de un sistema verde mucho mayor ya existente en la ciudad, el cual contacta con nuestro ámbito a través del Jardim do Torel. Esto nos llevará a buscar la adhesión de nuestro proyecto a este sistema verde, entendiéndolo como una prolongación del mismo.
Por otra parte, entendemos que este lugar debe mantener su carácter de "secreto", espacio interior que sorprende al ser descubierto... pero para eso tenemos que abrir pequeñas puertas por las que llegar a él. Así que decidimos utilizar los múltiples recobecos ya existentes que casi hacen posible adivinar potenciales accesos al jardín, pero que ahora están cerrados, para abrirlos y crear los nuevos accesos al nuevo mercado y su espacio público. Haremos posible así, que desde las distintas realidades que forman el perímetro de nuestro área se pueda llegar al nuevo espacio que brindaremos a la ciudad.

Finalmente, el gesto que conformará todo el proyecto y que le dará forma es el más sencillo posible. La propuesta formal se materializa en una gran rampa que se adapta a la topografía existente y a los límites de la parcela, y la va recorriendo con un suave y fluido movimiento uniendo los nuevos accesos con el propio mercado y las plazas que éste generará. Así, será bajo esta gran rampa donde surja el programa de mercado, generando un "edificio" en constante relación con los nuevos espacios exteriores generados por la propia rampa, que tendrán diferente escala y carácter: por una parte, el jardín de naranjos que cose las dos masas verdes existentes y que da continuidad al sistema verde al que pertenece nuestra intervención; y por otra parte la plaza interior que se desarrolla en medio de las dos alas del mercado, espacio más recogido pensado para la extensión de la actividad más específica del mercado.

Con esta propuesta, en nuestro proyecto hablamos de ciudad, de espacios verdes, de la integración de diferentes realidades y el ofrecimiento de un nuevo espacio a todo tipo de personas, de escala humana, de mezcla de actividades, de movimiento...





Estamos muy satisfechos con el trabajo realizado, y muy contentos con el resultado final. En la presentación final, recibimos muy buenas críticas de todos nuestros profesores, que destacaron muchos aspectos positivos de nuestro trabajo, resaltando nuestra "gran profesionalidad" (es textual, jeje) y la sensibilidad, claridad y compromiso con la ciudad de nuestro proyecto. Nos encantó que comentaran que nuestra propuesta no tiene nada que ver con modas ni artificios, sino que parece que siempre estuvo ahí, presente naturalmente en ese complicado contexto urbano... que es precisamente la idea de buena arquitectura que tenemos nosotros en la cabeza y que defendemos.
Tras esto... qué más podríamos pedir! estábamos muy contentos y nuestras sonrisas eran anchas como el Tajo que pasa por Lisboa, especialmente por lo buenos arquitectos y duros profesores que son Flavio, Ricardo, Miguel y también Inés, aunque ella no pudo estar en la presentación final.

Ese día, tras recuperar algunas horas de sueño, nos reunimos en nuestros apartamentos de Baixa House de forma casi improvisada para cenar juntos, con los profesores Flavio y Ricardo incluidos, para comer risotto italiano, tortilla de patatas, flamenquines corsobeses, tacos mejicanos, schnitzels alemanes, pasteles de bacalao portugueses, y alguna otra cosa rica de Bangladesh cuyo nombre no recuerdo porque probablemente sea casi impronunciable.

Tras esta cena de despedida, pasamos un par de días visitando la Lisboa que apenas habíamos visto en el mes y pico anterior... y después pusimos rumbo a España para pasar las casi tres semanas de vacaciones (Semana Santa incluida) que tuvimos desde entonces hasta el día 19 de Abril, que pusimos rumbo a Innsbruck (Austria), para comenzar nuestro cuarto workshop, con el que ya andamos liados.
Pero esto ya... para el siguiente post.

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